Espectacular el ambiente que tiene la plaza de la catedral en las mañanas que hay mercado, que son todas menos los domingos, e increíblemente calmada por la tarde, lo que es perfecto para poder disfrutar de los bellos edificios que la rodean. Es un cambio brutal.
Por las mañanas hay un mercadillo de productos regionales que es imposible no llenar el carro de ellos ya que tienen una calidad inmejorable (frutas recién cogidas por ejemplo) y a un precio imposible de competir por los supermercados. Además, hay también puestecillos de comida donde poder picar algo o saciar incluso el hambre si te comes la salchicha típica de Friburgo, la llamada "Lange Rote". Por unos 3€ - 3,30€ te hechas a la boca algo realmente rico.
Horarios del mercadillo:

• De lunes a viernes de 07:30 a 13:30 horas.
• Sábados de 07:30 a 14:00 horas.
• Domingos, no hay mercadillo.
• *Se empieza a ver vidilla en el mercadillo a partir de las 10:00 horas.

La casa de la ballena... curioso nombre para un edificio, ¿no? Pues nada, tocará ver su llamativa fachada roja con bordes dorados para ver si se asemeja a un cetáceo o si hay una ballena allí pintada o en relieve... Cosas de Friburgo ;)
Fue construida a principios del siglo XVI y poco después llegó a ella, casi de casualidad, su más ilustre huésped hasta la fecha. ¿Te suena el nombre de Erasmo de Rotterdam? Seguro que sí. Pues aquí vivió un tiempo y cómo no, dejó su huella en la ciudad.
Por cierto, la casa se encuentra en una de las calles más bellas de la ciudad. Es la llamada Franziskanerstrasse, ya que justo ahí está la fachada norte del convento de los franciscanos. Más adelante te hablamos de este lugar.
Hoy en día la casa forma parte de una estructura aún más grande que es un banco.

En pleno barrio de los artesanos se encuentra la que es, seguramente, la calle más bella de la ciudad. Y es que a pesar de ser casi destruida, junto con loe edificios que la forman, durante el bombardeo del 11 de noviembre de 1944, supieron restaurarla de manera casi exacta a como estaba antes de la guerra y a como estaba durante la Edad Media. 
Además, en las paredes y de lado a lado de la calle cuelgan unas hermosas plantas trepadoras como son las glicinas que en los meses de la primavera le dan un colorido a esta zona que es espectacular. 
Por cierto, hemos perdido un gato negro en la calle, ¿nos ayudáis a encontrarlo? ;)

Cuando el señor Erasmo de Rotterdam dejó la ciudad tras un tiempo viviendo en ella en la primera mitad del siglo XVI "soltó pestes por su boca". Vamos, lo que venía a decir es que Friburgo era bonita pero que olía a basurero total. Y esto era por culpa de los canalillos de agua que recorren y recorrían las calles de la ciudad en la Edad Media. 
Se instalaron en el centro de las calles y servían como alcantarilla pero en superficie de todos los desechos que la gente lanzaba por sus ventanas a la calle. Así, la fuerza del agua en leve pendiente descendente, arrastraba esa basura fuera de la ciudad. 
Pero no solo tenían ese uso. Los incendios eran frecuentes en los edificios de madera de la ciudad así que los bomberos tenían agua disponible justo enfrente del edificio que ardía de una manera fácil de obtener.
A día de hoy ya nada es así. La ciudad huele que alimenta y estos canalillos de agua son el disfrute de los más pequeños ya que en ellos pueden meter sus pies y jugar con barquitos de madera en sus limpias aguas. Es, un símbolo de Friburgo.

Entre las torres de Schwabentor y Martisntor, al sur del casco histórico, hay un canal de agua, no un canalillo, un verdadero de canal, en que los pescadores, talladores de piedras preciosas y molineros en general tenían su lugar de trabajo. 
Esta zona es como un pequeño pueblo pero en el mismo centro de Friburgo. Una pasada.
Hoy en día poco queda de aquella época, pero sí que podemos ver uno de los molinos, aunque sin la rueda o noria, e imaginarnos cómo pescaban los pescadores en este lugar. Pero eso sí, hoy no esperes ver peces por el canal.
En la actualidad se han convertido en una zona turística espectacular. Cervecerías, cafés y restaurantes se abren paso sobre las empedradísimas calles de este barrio. ¡¡Ojo con venir en tacones por aquí!!
A esta zona se la denomina también como "pequeña Venecia", pero creemos que el que le puso este nombre debió beber más de una cerveza antes de ello.
Por cierto, ¿y ese cocodrilo en mitad del canal?...

La universidad de Friburgo es de las más importantes del país. Y es que gracias a sus más de 20000 universitarios (ojo que la ciudad tiene una población que ronda los 220.000 habitantes) y gracias a la cantidad de premios Nobel y demás que han salido de sus aulas pues le dan un prestigio internacional que atrae a muchísimos estudiantes de todo el mundo. 
Fue fundada en 1457 por Albrecht VI.  de los Habsburgo, que gobernaban en aquella época en la ciudad y desde entonces ahí sigue. Su edificio principal se encuentra muy cerca del teatro de la ciudad y es bastante reconocible por su fachada construida con piedra arenisca.
Dos datos, aquí ejerció como profesor el famoso Erasmo de Rotterdam, y en ella estudió la primera mujer universitaria en Alemania allá a finales siglo XIX.
Si crees que es un buen destino de estudios para tus hijos o para ti misma/o, que sepas que la universidad tiene facultades de medicina, bilogía, química, farmacia, matemáticas, filología, derecho, varias ingenierías, teología y medio ambiente. Todas ellas repartidas hoy en día por toda la ciudad. Ah! y si estudias música, aquí hay una escuela de las más importantes del mundo.

Bertoldsbrunnen es el centro de la ciudad. Es el cruce de las dos arterias que cruzan el centro histórico de norte a sur y de este a oeste, y es el lugar donde hacen parada la mayoría de líneas del tranvía. 
Es también el lugar de encuentro de los habitantes de la ciudad. ¿Quién no ha dicho eso de nos vemos en Bertoldsrbunnen a las 10? Pues eso, para los visitantes es también un punto de cómo ubicarse en la ciudad.
Actualmente en este lugar hay una especie de fuente que sustituye a la anterior fuente de los pescadores y que fue destruida en la II Guerra Mundial. 
Su nombre, Berthold, hace honor al fundador de la ciudad, un tal Berthold de la familia Zähringen.

Empezamos por el principio. Solo podrás subir hasta la zona de miradores y los restos de lo que fue en su día, primero un bello castillo y segundo una enorme fortaleza, andando, en bicicleta o en funicular.
Hacerlo en funicular para nosotros no es la mejor opción. Es más, no es ni opción.

• Primero, no te sube hasta lo más alto, si no a mitad de montañita.
• Segundo, cuesta 3.50€ solo ida, 6€ ida y vuelta. Y esto en tarifa normal de adulto. 
• Y tercero, el trayecto solo dura tres minutos.

*Esta opinión no válida para personas con movilidad reducida o con bastante dificultad. Entonces el funicular sí es buena opción.

Por tanto, dejando esto sobre la mesa tu verás si lo mejor es coger o no el funicular.
Así que si lo haces andando tienes dos subidas principales. 

• Una, al inicio de la calle "Konviktsrasse", encima del aparcamiento cubierto "Schlossberggarage".
• Y dos, empezando la subida cruzando el puente que está justo detrás de la torre medieval "Schwabentor". Esta es la mejor opción a pesar de una primera rampa que vaya tela, pero que luego suaviza y mucho. Y que lo dicho, merece muy mucho la pena.

Kanonenplatz. Así se llama la gran explanada que hay en un primer nivel del castillo, un pelín más arriba del restaurante. Es llamada así por que durante la I Guerra Mundial ahí se pusieron cañones antiaéreos para proteger la ciudad.
Desde este punto tendrás una vista muy muy espectacular. 
Por cierto, aquí verás que en la ladera sur de esta montañita hay muchos viñedos. Y es como ya sabes Alemania es tierra de cerveza, pero esta zona es tierra de vinos, y muy buenos ;)

Ludwigshöhe. Este es el punto más alto del antiguo, primer y extinto castillo de Friburgo. Es una torre, o los restos que quedan a la que podrás subir y disfrutar de la vista panorámica desde un poco más arriba que desde la Kanonenplatz. 
En ella encontrarás la bandera de la ciudad ondeando orgullosa con el viento que suele soplar en este punto.

Es en este punto donde puedes terminar tu aventura por la montañita del extinto castillo de la ciudad y bajar de nuevo a Friburgo, o bien si estás en forma y te apetece continuar subiendo hasta la torre-mirador que se encuentra más arriba.
Si lo haces, y te animas a subir por un buen número de escaleras, o por una senda empinada por el bosque, tendrás un premio inolvidable: unas vistas 360º de toda la ciudad, de las montañas más altas de Selva Negra, de la llanura del Rin y de las montañas alsacianas de los Vosgos. Una auténtica pasada.
Y es que hasta aquí llegaba la fortaleza militar que ordenó construir el rey Francés Luis XIV y que el ingeniero militar Vauban planeó. De esto, poco, muy poco, queda ya. Una pena.

Friburgo es conocida como la capital verde de Alemania con cerca de 230.000 habitantes, esta ciudad verde ubicada en la Selva Negra tiene varios íconos en lo que respecta a la sostenibilidad. Uno de los más importantes es el distrito de Vauban, donde los paneles solares, las paredes verdes, la arquitectura colorida y los jardines comunitarios se unen para hacer realidad la idea de una vida sostenible.

A poco más de siete kilómetros del centro de la ciudad se encuentra el Schauinslandbahn, un teleférico que te sube hasta casi la cima de la montaña que lleva su mismo nombre "Schauinsland". Esta cima, de 1284 metros de altitud, pertenece a la propia ciudad, por eso la llaman la "montaña de Friburgo". Y la verdad que es una pasada, tanto el funicular como las vistas que se tienen desde lo alto del Schauinsland. Te lo contamos:

En el mundo hay cementerios muy famosos como el de París, el cementerio judío de Praga, el de Londres, el de Buenos Aires... Pues Friburgo uno, y aunque no es famoso, es muy digno de visitar. Es, el antiguo cementerio de la ciudad. Fue instalado en 1683 al norte del casco histórico, fuera de la zona amurallada y por suerte ha sobrevivido al paso del tiempo, y a la especulación del suelo.
Tiene al rededor de 1200 lápidas de los siglos XVII, XVIII y XIX, en la que destaca la tumba de la "niña dormida".
La niña, Caroline Walter, murió a los 16 años por culpa de la tuberculosis allá por el año 1867. Su tumba se construyó a semejanza de su imagen, durmiendo, y con con un libro entre sus brazos con esta inscripción: 
"Es por decreto de Dios que uno debe separarse de lo más querido que tiene".
Su amante no pudo superar su muerte y todos los días llevaba flores frescas a su tumba. Pero, más de 150 años después de su muerte alguien sigue llevando flores a su tumba... ¿Quién será? ¿Será su amor "inmortal"?
El cementerio, muy cerca del centro de la ciudad, merece una visita.

Si subes a la torre de la Catedral o lo haces al mirador de la "Kanonenplatz" en la montaña del extinto castillo de la ciudad y miras hacia los bosques que rodean Friburgo quizás veas un curioso castillo, la verdad que algo pequeño. Y sí, aunque lo parezca, es solo una fachada de un supuesto castillo. Pero no lo es. En realidad lo que esconde es un enorme tanque de agua instalado en 1895 que da agua potable a la ciudad. 
La imagen del castillo es en realidad el sello oficial de la ciudad del año 1245, que también encontrarás en el suelo de Friburgo en forma de alcantarillas. 
Las vistas desde este punto de la ciudad son una maravilla. Se ve toda la catedral de perfil. 

Una de arte. Muy cerca de la ciudad, en el bosque cercano cerca de la colina Loretto (Lorettoberg) hay una zona con increíbles esculturas hechas con madera que hacen soñar a grandes y pequeños que estás en esos momentos en un mundo de imaginario lleno de fantasía. Son obras del artista Thomas Rees que con sus 18 esculturas hacen que un paseo por este bosque sea algo maravilloso. 
Y ya si te gusta caminar, a cuatro kilómetros de allí tienes el árbol más alto de Alemania, que cada año crece y crece más. Ya está por los 68 metros.